Cuando en una familia se hace evidente la noticia de la adicción de uno de sus miembros, se produce una enorme conmoción. Entonces surge la pregunta clave: ¿cómo puedo ayudar a una persona adicta? Porque, sobre todo, es necesario actuar.
Es duro admitir la realidad, por eso se niega el problema. El orgullo, la vergüenza o el dolor por la confianza traicionada no permiten un mínimo de objetividad al principio: no es como los otros.
Se puede negar el problema de muchos modos, por ejemplo, restándole importancia, alegando que son cosas de jóvenes, pensando que con la edad esas conductas se resuelven solas, mirando hacia otra parte… Asumir la situación es abrir los ojos a la realidad que vive el adicto. Es decir, aceptar a la persona que se tiene delante, no a la que se tiene en su cabeza.
En el año 2010, John Kent Harrison dirigió la película Cuando el amor no es suficiente. Tenemos un concepto de amor a menudo equivocado. Creemos que amar es aguantar sin límites, sacrificarnos... Esta idea del amor no es madura, pero, sobre todo, no es suficiente para ayudar a un adicto. La persona con adicción tratará de manipularnos una y otra vez, y nosotros debemos quererla con responsabilidad e inteligencia. Amar no quiere decir dejarse engañar.
Poner límites y mantenerlos con firmeza es la mejor manera de mostrarle amor a esa persona. No se lo pongas fácil. Si no pone de su parte, que no disfrute de las comodidades de un hogar: comida en la mesa, sábanas limpias, baño de agua caliente, dinero en el bolsillo… O colabora, o que se busque la vida en otra parte. Es decir, que tenga claros los límites: no te voy a dar lo que necesitas para seguir consumiendo.
Puede que ahora mismo te estés preguntando: ¿es verdad que los adictos no quieren a nadie?
Muchas personas siguen entendiendo que la adicción es un vicio, no una enfermedad. Y por eso quieren hacer reflexionar al adicto desde un paradigma moral en el que lo reprenden, humillan, castigan, comparan… Creen que de esta forma van a lograr hacerlo reaccionar. Da igual cuánto lo ames, una enfermedad no se cura con consejos y cariño. Tampoco es posible desintoxicar a un adicto en casa, la mayoría de las veces se requiere de ayuda profesional. Hay que ponerse en manos de especialistas (médicos, psicólogos, psiquiatras, terapeutas…), solo una ayuda especializada pondrá punto y final a la enfermedad de la adicción.
No te desanimes si el adicto no quiere acudir a un centro especializado en adicciones, esto es normal al principio; se trata de la fase de negación. Lo importante es que la familia participe. Él vendrá después.
No estés dispuesto a todo por él…, pero sin él (el adicto). Habla, comunícate con la persona adicta con decisión y sin miedo, para ponerle por delante su realidad; sabiendo que lo más seguro es que él continuará negándolo. No olvides que, en la primera fase, la característica general del adicto es la negación, la mentira, el victimismo y la manipulación. Señala la ayuda especializada como la única solución posible y no la negocies.
El tratamiento de desintoxicacion es un trabajo largo, donde hay que poner mucho empeño y paciencia. Desconfía de las soluciones mágicas. Da igual lo bien que veas al paciente, su cabeza necesita tiempo.
Hay familiares que no mantienen firmemente la actitud de rechazar la adicción. Unos días son permisivos con el adicto y al día siguiente toman decisiones drásticas ante el mismo problema. Este doble mensaje va en contra de la recuperación de la persona. Los familiares deben formar un bloque y ser firmes, mantener la decisión de no querer convivir con la droga, el alcohol, el juego...
También es muy importante soportar con paciencia y fortaleza la tenaz insistencia del adicto de abandonar el tratamiento, juzgar absurdo todo lo que suene a terapia, poner en tela de juicio a sus terapeutas o los métodos de rehabilitación, quejarse de todo lo que se hace en el centro.
En realidad, lo que busca es huir del control o generar el malestar que necesita para justificar su próximo consumo. Para ello amenazará con represalias, intentará chantajes, enfrentará a los padres y a los hermanos entre sí, formará alianzas con otras personas (abuelos, pareja, amigos) para sabotear la firmeza de la familia y terminar por salirse con la suya.
6. Nuevas pautas de vida
Cuando inicie su tratamiento, muéstrate colaborador a la hora de eliminar todos los tóxicos de tu casa, de reorganizar sus nuevos horarios, sus ocupaciones, tratando de aumentar su participación en la vida de familia. Es necesario buscar una unión en las actividades diarias: trabajos, ocio, etc.
También ponle límites claros, que no se presten a interpretaciones, tal y como te indiquen sus terapeutas. Y, sobre todo, si no cumple él su parte, cumple tú la tuya y haz todo lo que te pide el programa terapéutico. Puede que te interese saber algunas pautas relacionadas con cómo ayudar a un adicto en recuperación.
Del mismo modo, debes verificar sus afirmaciones, porque el adicto es mitómano y tiende a mentir o exagerar. Hay que controlar de manera minuciosa el dinero que maneja, no se le debe dejar solo ni con compañías tóxicas; etc.
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