El desafío de vivir con un adicto a los porros

La adicción a los porros es una situación retadora no solo para quien está atrapado en ella, sino para su entorno más cercano. Vivir con un adicto se convierte en una experiencia llena de preocupaciones y de desgaste.

Vivir con un adicto a los porros no es fácil, pero el primer paso para cambiar esa realidad empieza por informarse y tratar de entender lo que está pasando.

¿Qué ocurre cuando una persona sufre adicción a los porros?

Significa que su situación en el consumo de marihuana o cannabis ha llegado a una alta dependencia y psiquiátricamente se considera un trastorno mental. La persona consume porros a diario y esto está alterando por completo su cerebro y rutinas.

En Guadalsalus consideramos que a nivel terapéutico hay que hablar de la adicción no solo como una enfermedad, sino también como el síntoma de un problema más profundo. Por eso es esencial identificar aquellos aspectos que han originado la adicción para trabajar en ellos durante su tratamiento.

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Algunas señales de alerta en la convivencia con un adicto a los porros

Hay ciertas señales que deben ponerte sobreaviso para actuar cuando vives con un adicto a los porros:

• Olor característico. El olor a cannabis tiene un olor distintivo y penetrante, que se impregna en la ropa, el pelo y en los objetos personales.
• Cambios físicos. Desde enrojecimiento ocular hasta alteraciones en el apetito (tanto ausencia de hambre como hambre voraz), así como sequedad en la boca son algunos de los síntomas más evidentes de la adicción a los porros. 
• Cambios en el comportamiento: risas incontrolables, alteraciones en la percepción del tiempo, baja capacidad para concentrarse, pérdida de memoria a corto plazo, pérdida de interés por actividades en familia o actividades sociales que antes le hacían disfrutar… En su lugar, prefieren pasar tiempo en soledad o con otros consumidores.
• Cambios en su círculo social y nuevos objetos personales. Presencia de nuevas relaciones con consumidores y entrada de nuevos objetos en su habitación: papeles de liar, pipas, bongs (instrumento para fumar hierba), grinders (moledores de hierba)...
• Desaparición de dinero o de objetos de valor. Alguien con adicción a los porros puede recurrir a esto para obtener una fuente de ingresos extra para seguir comprando material y sustancias de consumo. 
• Reducción del rendimiento académico o laboral. La falta de interés por todo lo que no esté relacionado con el consumo y los bajos niveles de concentración pueden afectar a su rendimiento y desatender sus responsabilidades.
  

Cómo ayudar a un adicto a los porros

• Inicia una conversación abordando el tema. Puede ser difícil, pero es muy necesario. Trata de hacerlo con calma, sin juzgar y expresando tu preocupación por su bienestar.
• Establece límites claros y saludables. No tienes la obligación de vivir con un adicto a los porros , incluso aunque sea tu hijo/a. Déjaselo claro.
• No te olvides del autocuidado. Apoyar a tu ser querido en esta situación no significa sacrificar tu propia salud mental y emocional.
• Busca ayuda profesional. Cuando hablamos de una adicción a los porros, y no de un consumo esporádico, estamos ante una enfermedad para la que se necesita ayuda de especialistas. Así el síndrome de abstinencia al cannabis estará controlado.